23 de enero de 2017

Cine: "Rogue One"


Después de los episodios I, II y III, ni el más insensato de los frikis esperaba algo de una película de Star Wars. Pero, ¡oh!, The Force Awakens fue una aventura potente, capaz de restaurar la fe en el futuro de la saga. El milagro se obró gracias al toque de JJ Abrams, que de entretenemiento sabe un rato y lo mismo te arranca un Enterprise que un Halcón Milenario. Rogue One, del semidesconocido Gareth Edwards, también ha conquistado al grueso del fandom y ha silenciado a quienes veían en ella un subproducto, un mero vehículo pecuniario del nuevo juguete de Disney.

Aunque pertenecer al clan de Mickey signifique pasar por el aro de la explotación masiva (tenemos en cola la juventud de Han Solo y otro título por definir, además de los "episodios oficiales"), también implica disponer de unos medios que en Rogue One lucen al máximo. Los amantes de los X-Wing, Tie-Fighter y demás se habrán deleitado con los espectaculares combates entre estas míticas naves, así como con la recreación de mundos, destrucción de planetas y (otra vez) la Estrella de la Muerte. Los efectos especiales han alcanzado una cota de excelencia que transporta el cine a un nivel fascinante: con talento, tiempo y presupuesto se puede materializar casi cualquier idea imaginable. En estos casos de perfección técnica, el límite se encuentra en la narrativa y los personajes, aspectos donde Rogue One presenta margen de mejora.



El prólogo presenta a Jyn Erso de niña y al villano, Krennic, ocupándose de los asuntos sucios en persona. Es una elección que sitúa el conflicto en el terreno personal (madre asesinada, padre abducido), perfecta para plantar la semilla del inevitable enfrentamiento. Pero, en un afán por complicar lo que funciona siendo simple, justo después de la elipsis (Jyn se hace mayor) dan mil rodeos para que Forest Whitaker se gane el sueldo sobreactuando, que sepamos que la alianza rebelde está escindida y bla bla bla. Con tanto lastre no hay manera de que la historia despegue. Más adelante sucede algo parecido con los numerosos líderes de la revolución, que van desfilando sin ton ni son por la pantalla. ¡Mucho ruido y pocas nueces!

Da la impresión de que se ha querido contentar tanto a fans como a neófitos y el resultado ha sido un cóctel que se atraganta como entidad independiente, demasiado preocupada por conectar con el Episodio IV (como le pasó a El Hobbit... entre otros problemas). Por ejemplo, ahí está la prístina líder Mon Mothma, que goza de popularidad en el universo expandido y, una vez más, ha vuelto a pasar de largo sin pena ni gloria. No sé a vosotros, pero lo que me atrae de Star Wars son los personajes, su sentido de la aventura, la épica de los jedis y las gestas de los héroes de la rebelión... no sus mesas de debate, calcadas de una película a otra.

 

Además, a ratos se siente que el guion avanza por imposición, como las citadas tertulias o alguna decisión justificada a medias: ¿os dejaríais guiar por Jyn Erso en una misión suicida? La escena está bien resuelta (y el comentario de K-2SO no tiene precio), pero no sé en qué momento ella se gana tal grado de confianza, pues va bastante por libre y su convicción fluctúa abiertamente en base a revelaciones sobre un drama paterno-filial metido con calzador. Es más, en la secuencia previa a ofrecerse voluntarios para palmarla, juraría que los miembros del equipo estaban poco menos que mandándola a tomar viento. ¿Escenas eliminadas de por medio, quizá?

Otro cantar es que Jyn sea un poco sosa —duele decirlo porque Felicity Jones es una gran actriz—. Tal vez esperaban que el personaje se empapara por ósmosis de la tragedia que se cierne sobre el destino de los héroes, escrito desde el minuto uno (era eso o que el mando rebelde de la trilogía clásica esconde a sus mejores soldados en un cuartito y prohíbe hablar de ellos). Puede que por esta razón también se hayan animado a hacer de Cassian Andor un tipo más expeditivo de lo habitual: si la redención es inmediata, el riesgo puede ser mayor.

 

Cassian (Diego Luna) y K-2SO me han sabido a poco. Pasan mucho tiempo en segundo plano, lo cual es una lástima porque el interés aumenta a medida que Jyn interacciona con sus compañeros. En lugar de seguir el camino fácil y replicar la dinámica entre Han Solo y Chewbacca, el pirata y el cachondo androide (gracioso en el buen sentido) tienen su propio lenguaje y funcionan en otros términos. De Cassian se menciona un duro bagaje emocional a las órdenes de la resistencia que hubiera sido interesante explorar pero, por desgracia, tenemos que quedarnos con el asesinato a sangre fría del arranque y la certeza de que el Imperio es un monstruo que exige monstruosos sacrificios.

Por su parte, Chirrut Îmwe (Donnie Yen), Baze Malbus (Jiang Wen) y Bodhi Rook (Riz Ahmed) son tres personajes infrautilizados que también daban para más (tener a Donnie Yen para esto...); de nuevo, hay que conformarse con lo que hay y desarrollarlos en nuestra mente a partir de lo que intuimos de ellos. Como consuelo, tienen suficiente carisma para lograr que recordemos que estaban ahí (¡aprende, Hobbit!). Quien sí rentabiliza su presencia es cierto villano icónico, que en dos minuticos muy apañados se asegura de que no olvidemos su paso por Rogue One. Hasta a mí me dieron ganas de hacer la ola ;)

 

Pese a toda la rajada, creo que estamos ante una digna película de Star Wars. Como comento, el envoltorio está ahí y se notan las ganas de hacerlo bien; ojalá sea la tónica de Disney con sus franquicias (como ya lo es con Marvel). Sin embargo, echo en falta vínculos fuertes entre los personajes y motivaciones genuinas. Más allá de empuñar un sable de luz o pilotar un X-Wing, ¿no es el factor humano el matiz que da valor a Star Wars? Hace 40 años que conocimos a Luke, Leia y Han y seguimos hablando de ellos; no solo eso, medimos a los nuevos por el rasero de aquellos. Veremos si esto ocurre con Rey, Finn, Poe y compañía (es pronto para decirlo), pero dudo que la gente recuerde a Jyn y Cassian con tal cariño dentro de una década. El tremendo clímax visual y emocional de Rogue One compensa parte de los baches, pero falta ese "algo" que haría de esta cinta una historia memorable.

¡Que la Fuerza os acompañe!



 

Reflexiones de bar:

1) La primera aparición de Moff Tarkin es magistral, de medio lado y con el rostro dibujado por las sombras en el reflejo del ventanal. Por desgracia, el homenaje se descontrola y se acaban viendo los costurones del efecto digital. Leia, con tanta luz y esos ojos inertes, parece sacada de la intro de un Final Fantasy. Como dice Bisbal, "sí... pero no".


2) Aunque está a punto de caramelo, lo que me lleva al inminente día en que sea "sí", sin peros. ¿Los intérpretes tendrán que proteger sus derechos de imagen real y digital?

"Bueno, Daniel, es una lástima que hayas rechazado la oferta... Pero seguirás siendo Bond de todas maneras, en digital. Mira el lado positivo: siempre estarás joven y guapetón, como ahora. ¡Y te llegará el cheque sin falta! Eso sí, iremos intercalando las tuyas con las de Connery, que no te sepa mal".
Supongo que el futuro del cine nos deparará tantas alegrías como sustos.
 

3) Señalan en foros que Jyn y Bodhi Rook no cruzan una sola palabra en toda la película. Él ha pasado ¿años? con Galen Erso y ha influido en su vida hasta el punto de jugarse el pellejo desertando del Imperio con los planos de la Estrella de la Muerte. No había caído; es un detalle terrible —ejemplo de que Rogue One fracasa en las relaciones interpersonales—.
 

4) Rogue One podría subtitularse "Episodio 3.9". Si van a ser como ésta, que vayan sacando cuantas les plazca, pero ¿mantendrán el nivel? (ya sabéis, Disney y sus secuelas directas a vídeo). De momento, propongo el spin-off del spin-off, con la juventud de Cassian y cómo él y K-2SO se hicieron besties. Y luego el spin-off del spin-off del spin-off, con la mentora de Cassian, que aún no la conocemos pero será un puntazo. Y luego...
 

5) Aunque haya mucho monstruito, al final los protagonistas son humanos ¿Cuándo un verdadero bicharraco alien será clave en el equipo? (como la mano derecha de Saw Gerrera) ¿O acaso abrir camino es exclusiva de los Guardianes de la Galaxia?
 

6) En cuanto a por qué me sorprende (gratamente) el modus operandi de Cassian, tened en cuenta el caso "Han shot first". Por mucho pasado de pirata, contrabandista e hijoputa que se tenga, si te vas con "los buenos" toca arrodillarse en el confesionario.
 

7) Revientan dos planetas, media rebelión es masacrada y tú le mandas los planos de la Estrella de la Muerte a un viejo loco en el desierto que ni conoces ni sabes si sigue vivo (y cuyos planes pasan por reclutar a un adolescente, hijo del mayor asesino de la galaxia y heredero en potencia del lado Oscuro de la Fuerza). ¡Planazo!
 

8) La explicación de por qué un mamotreto como la Estrella de la Muerte peta con un torpedín es brillante. Si no os emociona, como mínimo ahora tenéis una.
 

9) Frase favorita de Galen Erso: "Ya verás, ya" XD
 

10) Por favor, dejemos de ordenar las películas como si fuesen nominaciones a los Oscar. De la mitad hacia abajo la lista es abominable.

2 comentarios:

Jeshua_Morbus dijo...

Algún día tendré que verla. Pero estas cosas para mí, son como las cosas de palacio: que van despacio.

Apunte acerca de tus comentarios de bar: Hasta los xenomorfos son criaturas que andan a dos patas y tienen brazos. A ver para cuando un verdadero alien que no recuerde en absoluto a un humanoide.
Pero claro, todos tenemos que identificarnos con algo. Y una marioneta rara o un pimentero genocida (si pillas la referencia, gallifante al canto) no es que nos dejen ver la maldad o la bondad en el personaje...

JM dijo...

¡Cuánto tiempo, Jeshua!

Despacio o deprisa, si eres fan de Star Wars no puedes perderte Rogue One (diría que en tal caso es imprescindible que la veas); si no lo eres, probablemente puedes pasar de largo porque te va a dar todo bastante igual.

En cuanto a la diversidad, tampoco pido que dejen de ser humanoides bípedos (¿qué sería de las series de tv con poco presupuesto? :p). Precisamente cito a Guardianes de la Galaxia porque Groot y Rocket gozan de ese protagonismo que jamás se atrevieron a dar a Chewbacca.

Y no estoy totalmente de acuerdo con lo de las marionetas y los pimenteros (¿Daleks?). El Yoda de la trilogía original o los bichos de Laberinto siguen siendo una gozada. Además, creo que tanto R2-D2 como BB8 tienen mucha expresividad pese a la falta de rasgos humanos. Puestos a sidekickcs raros, en Interstellar estaban esos bloques convertibles que asistían a los humanos con voz y mucha personalidad. ¡Originalidad! ¡Valentía!

Muchísimas gracias por dejarte caer por aquí, compañero ;)