4 de junio de 2012

Series: un aborto y tres terceras temporadas

Justified me recuerda a Friday Night Lights en cuanto a lo difícil que es vender su gusto por el tempo calmado, la ambientación sureña o los personajes definidos por un contexto social ajeno al nuestro. Harlan es el tipo de lugar del que uno pasaría de largo con solo echar un vistazo a lo lejos, pero entonces conoces a Raylan Givens y decides quedarte una temporada. O dos, intrigado por las pullas ancestrales del condado. O tres, para tomar la medida a sus enemigos.
 
El marshal Givens es el clásico tipo duro con un corazoncito gigantesco, capaz de meterse en embolados de nivel por echar una mano a los suyos, ya sea por hacer lo correcto, por lealtad o por amor. Y por esas mismas razones, si es menester, te meterá un tiro entre ceja y ceja sin pestañear (dejando una pila de cuerpos allí por donde pasa). A no ser, claro, que le dé por desarmarte con la lengua, ya que con ella es tan resuelto como aflojando el gatillo.

Hablo mucho de Raylan, ¿verdad? Él es el corazón de una serie que atrapa poco a poco, arropada por secundarios de lujo como su jefe Art o Boyd Crowder (lo más parecido que tiene a un amigo, aunque viva al margen de la ley que como Marshal debe hacer respetar).
La serie del canal FX es certera en la ambientación, rica en matices, críptica en los diálogos (herencia de su origen literario); es un popurrí de géneros que ha desembocado en un producto original merecedor de una posición extrañamente privilegiada en mi parrilla televisiva.

PD: Es una lástima que Raylan ya no coma helado... me encantaba ese detalle.

 

Una razón de peso para ver The Good Wife es que (probablemente) se trata de la serie de mayor calidad objetiva en antena. Su excelente regularidad quita el aliento e incluso cuando se relaja sigue mirando a las demás por encima del hombro. Al principio parecía otra serie de abogados: caso por episodio y trama de largo recorrido centrada en el giro personal y profesional que Alicia Florrick da a su vida. En realidad sí se ajusta a esa pauta pero destaca por una narrativa fluida, un ingenio afiladísimo, la sutileza que exige una serie adulta en un canal generalista y unos personajes grises... casi siempre. Kalinda se me atraganta y con Peter hacen trampa ("a clean office", a clean character), sobre todo si lo comparamos con las contradicciones de su señora esposa, que da título y ambigüedad a la serie.

Alicia ha cambiado mucho desde que en el piloto la cegaban los flashes; ahora sonríe hacia ellos y se regala con caídas de ojos. La última tanda de capítulos no ha puesto un lazo al paquete como hicieron las otras dos, sino que ha tenido un aire transicional hacia el nuevo status de Alicia: ahora es ella quien tiene la sartén por el mango (en su trabajo, en su matrimonio, en sus relaciones, con la bruja de su suegra). En otro producto haría saltar las alarmas pero aquí solo puede significar que la escritura lúcida y siempre interesante del matrimonio King está alineando los elementos para poner toda la carne en el asador en la cuarta. Sobran razones para verla.



El despido de Dan Harmon, creador y showrunner de la serie desde el inicio, ha hecho que el grueso de fans de Community ponga el grito en el cielo. Harmon hizo de la serie lo que es y, bajo su mando, algunos pensábamos si podría hacerse realidad aquello de #sixseasonsandamovie. Ahora nos hallamos ante la perspectiva de una cuarta temporada incierta... ¿Seguirá siendo lo mismo? ¿Puede ser lo mismo un producto que hace de la metamorfosis su seña de identidad? El dato conocido es la política rupturista de la cadena NBC mediante la cual la serie pasará de ser "cute weird" a simplemente "cute". Y que las abuelitas también puedan verla. Uncool, uncool, uncool.
 
A título personal poco me importa lo difícil que sea de aguantar un showrunner cuando el resultado es algo de tal calibre (claro que no he de aguantarle yo, ni tampoco pagarle un jornal :p). Si me he enganchado a la serie y no dejo de recomendarla a todo aquel que quiera escucharme es porque arriesga y juega al límite; donde otros frenan, Community pisa el acelerador. Opera bajo la etiqueta de "comedia" aunque no creo que sea una serie necesariamente divertida: su relevancia parte de la forma en que comprende los diferentes lenguajes narrativos y los incorpora al suyo propio. Hay muchos ejemplos, como convertir en documental una guerra de almohadas, parodiar/homenajear con tino las tendencias seriéfilas de la temporada (Fringe, Law &Order UK, Glee) o algo tan brutal como "Documentary Filmmaking: Redux", donde se trastea con los trapos sucios de la película de Coppola y se demuestra que Jim "The Dean" Rash es un actorazo como la copa de un pino. 

No obstante, creo que "Digital Estate Planning" es la mejor muestra de ese carácter irreverente e inclasificable que la ha puesto en un pedestal: ¿a qué serie se le ocurre la bizarrada de convertirse en videojuego durante un capítulo entero y sale (en mi opinión) victoriosa del reto? Como ex-amante de los videojuegos no puedo sino maravillarme de nuevo, aplaudir y disfrutar. También apuesto a que el espectador "estándar" (sin faltar, me refiero al público "no friki"), ese para el cual la NBC lo ha puesto todo patas arriba echando a Harmon, no tarda ni un minuto en sintonizar otro canal. De vez en cuando también derrapa (abrir camino es lo que tiene), pero el esfuerzo de Community por ir más allá hace que pegarse a la pantalla y esperar a que emita uno de sus destellos cegadores sea cita obligada. Y si deben seguir explicándoos por qué merece la pena, es que estáis claramente streets behind... XD

PD: Pequeño tirón de orejas a una tercera season finale algo descafeinada. Me da igual cuál sea la excusa, ¡pero quiero paintball sí o sí como colofón de temporada! 


Pequeñita, mona, buena delantera. En efecto, mis queridos ocho lectores, hablamos de... ¡¡¡Alcatraz!!! (aunque algunos ya lo habíais adivinado por la imagen...). Esta es el aborto al que hago referencia en el título de la entrada, claro. No lo digo en el sentido peyorativo de que fuese un pestiño sino de que aborté su visionado en el capítulo 10, justo al enterarme de la cancelación. ¿Por qué no acabarla, a solo tres capítulos del final? Pues porque me parecía correcta, sin más, con cosas que me gustaban y cosas que no, dejando el resultado en una poco recomendable indiferencia. Procedo a desglosarlo.

Sarah Jones me parecía estupenda, además de por lo obvio porque me gusta la nueva tendencia de los productos Abrams de no explotar la belleza de sus actrices con el insultante descaro mostrado en Alias (véase a la guapísima Anna Torv en Fringe como ejemplo). Rebecca Madsen tiene pinta de chica joven, quizá demasiado joven... pero me la creo cuando se pone a patear tras un sospechoso dejándose la piel (no lleva los taconazos y el pelazo de Beckett en Castle, algo de agradecer). A Sam Neill siempre es bueno tenerle ocupando plano (aunque no se mate) y conecté enseguida con Doc, el personaje de Jorge García (especialista en Alcatraz, friki y compañero improvisado de Rebecca... sin UST, señores, que es un muchacho orondo, ¿qué esperaban? XD). Los secundarios como Sengupta, el alcaide y su segundo o los presos estaban logrados; de estos últimos, algunos más que otros, aunque me da que está relacionado con su respectiva capacidad interpretativa. Dicho de otro modo, ¿alguien más era incapaz de distinguir entre Jack Sylvane y un palo de portería?
 

En el apartado negativo cae el comenzar con un "misterio Abrams": los presos de Alcatraz reaparecen en pleno siglo XXI sin que el tiempo haya pasado para ellos. La división Fringe de Sam Neill (no sé cómo llamarla) se encarga de darles caza y mandarlos de vuelta a una réplica de la prisión donde el Dr. Cottle (perdón de nuevo) juguetea con ellos por alguna razón. Si en Lost la liaron me pregunto adónde hubieran llegado aquí... La forma de ver Alcatraz es comparable a la de una serie que emitieron en Canal+ hace eones llamada Brimstone (creo que fue traducida como El pacto), donde un tipo debía devolver al infierno 113 almas que habían escapado de allí... a razón de una por capítulo. Los inmortales también mostraba una estructura similar: en tiempo presente Duncan McLeod siente la energía de algún antagonista, recuerda su encontronazo inconcluso con él o ella en el pasado, vuelta al presente y solución del problema (eliminar al otro inmortal). Alcatraz tiene el mismo carácter procedimental y episódico de aquellas (caso o villano, tanto da) que la hace fácilmente digerible y, claro, fácilmente olvidable. Huelga decir que me partía de risa cada vez que bajaban a los sótanos de la prisión con llaves gigantes diseñadas con tecnología alien o insinuaban que Rebecca podía ser una especie de elegida...

Era una cancelación previsible que no puedo lamentar porque la serie no había hecho nada realmente digno de salvarse de la quema. Bueno, miento; sí había hecho algo tristemente complicado: dar curro de prota a Jorge García.

¡Saludos!

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